En Elveland, había caballeros sagrados que adoraban a Lugard, el dios de la luz, y practicaban en las artes de la luz.
Alan acababa de convertirse en el caballero comandante de la orden de caballeros.

A medida que el caos desatado por el Kundun se extendía por el continente de Mu, los caballeros sagrados de Alan se vieron arrastrados al feroz campo de batalla.

Los caballeros sagrados, que ejercían las artes de la luz, demostraron ser formidables contra los monstruos bajo el mando del Dios Oscuro, pero fueron repelidos cada vez más por la implacable embestida de los enemigos.

Alan y sus caballeros sagrados, que habían estado en primera línea, se vieron obligados a retirarse repetidamente, encontrándose finalmente acorralados, con los talones apoyados contra el borde de un acantilado.

Alan dejó caer su arma y, mientras observaba a sus caballeros caídos, sintió una sensación de responsabilidad e impotencia.
Desesperado, rezó fervientemente a Lugard, el dios de la luz.

En ese momento, como por una respuesta divina, el símbolo de Lugard flotó en el aire y una luz brillante envolvió a Alan y a los Caballeros.

Sus corazones volvieron a arder y recuperaron las fuerzas para luchar.

Alan también alzó su arma y lanzó un contraataque, irradiando la luz de Lugard sobre el enemigo, cambiando el curso de la batalla.

La feroz batalla terminó con la victoria del Imperio Mu, y Alan y los Caballeros Sagrados regresaron a Elveland.
Alan cree que la luz y la protección de Lugard son su vocación, y continúa entrenando como guardián para prepararse para la amenaza inminente, a la espera de la próxima batalla.

Level Requerido 1200 (5ta Quest)

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